lunes, 28 de noviembre de 2011

La Historia

La Historia

Capítulo 1: Erase una vez...

En los principios del tiempo, cuando sólo había oscuridad, la Diosa Etain vino a este universo con el cándido deseo de crear harmonía y orden. Sumergiéndose en el vasto océano de su propia creación, ella, de su propio cuerpo y alma, creó los continentes de Teos Epeiros. Altas cordilleras fueron creadas, y los ríos que avanzaban tierra adentro resemblaban las venas y sangre que corrían dentro de su cuerpo. Creó frondosos bosques y llanuras, que cubrían la tierra con la semejanza de su tez juvenil. El cielo y las estrellas heredaron esa apariencia exquisita del parecido que tienen sus ojos. Este mundo extenso y abundante que elaboró con su propia fuerza, voluntad, y sus ansias de perfección, fue llamado, Shaiya.
Toda forma viviente fue creada de las manos de la Diosa Etain. Al principio, creo los Dioses Dragones Thelaoisis, quienes la ayudarían a gobernar el reino de Teos Epeiros. Threemans, líder entre los Dragones, estipuló que las futuras razas deberían ayudar en el desarrollo y crecimiento del nuevo mundo. Fue con su ayuda que nacieron los Nordein.

Capítulo 2: Renacimiento

Trágicamente, los primeros Niños de Etain fueron un vil fracaso ante los ojos de la Diosa. Aunque eran fuertes de cuerpo y mente, los Nordain poseían una violencia y agresividad desmedida, que los llevó a ser desterrados y devueltos al Centro de la Tierra para su eterno olvido. Determinada a que sus próximas creaciones fueran hechas con una visión más clara, los Dumianas fueron esculpidos a su pura imagen y semejanza, e infundidos con las virtudes de los Thelaiosis. Finalmente después de tanta creación, Teos quedó completo y lleno de vida, y todo prosperá en forma harmoniosa adorando a la Diosa.
Pero con el correr del tiempo, este incipiente mundo se encontró con inconvenientes que la Diosa jamás hubiera esperado. Ella le había dado a los Dumianas el don de la inteligencia y la sabiduría, sin saber que esas bendiciones eventualmente fomentarían la ambición, desconfianza, y una creciente falta de respeto y rechazo a su autoridad. Los Dumianas se declararon en rebeldía y comenzaron una guerra entre ellos mismos, que se extendió por muchísimos años. Con el correr de esta sangrienta lucha, la Diosa Etain se sumergió en una eterna depresión por el fracaso de su ingenio. También como consecuencia de su conexión a este mundo en decadencia, ella se debilitó y su belleza se empezó a desvanecer a la par de su poder.

Capítulo 3: Traición

En un acto despiadado de ignorancia y blasfemia, los Dumianas terminaron la vida de la vulnerable Diosa con la estocada de una espada común. Tras su muerte, su atormentada alma fue partida en dos. La tierra tembló y el cielo se oscureció, como si toda criatura viviente del mundo de Shaiya hubiera sido devorada por la tierra, y tratara de esconder los pecados que había cometido.
Prácticamente todos los habitantes de Teos Epeiros fueron destruidos. El destino solamente permitió que dos Dumianas, Proton y Eustatin, sobrevivieran. Tratando de mantener vivo su linaje, Eustain se acercó a Proton mientras él dormía, sin embargo una vez despierto, Proton rechazó a Eustatin y con una furia irracional la desterró al sur de Teos.

Capítulo 4: Las Razas de Teos

En soledad, Eustatin tuvo a su hijo, al cual crió en las tinieblas transmitiéndole la ira y la angustia que ella sentía por Proton. Cuando Eustatin murió, una mujer joven emergió de las cenizas de su cuerpo incinerado para compartir la vida con su hijo, quien para ese entonces ya era todo un adulto. Ellos se volvieron los antepasados de la raza de los Vail.

Proton vivió su vida en angustia por lo que los Dumianos le hicieron a la Diosa Etain. En su soledad, él creó una estatua con la imagen de la Diosa del tronco de un árbol. Un día, la figura de madera se convirtió en una mujer infundida con la sangre de la Tierra; y juntos, ella y Proton crearon la raza de los Elfo.
Las dos razas, los Vail y los Elfos, vivieron lejos la una de la otra, y mantuvieron esa distancia por cientos de años. Sin embargo, al expandirse sus reinos y establecer contacto otra vez, el odio y el resentimiento del pasado volvió a resurgir entre ellos. Ambas razas avanzaban en las tierras del otro en un constante ir y venir que, en última instancia, solamente dejó como resultado la pérdida de innumerables vidas, sin poder alcanzar jamás a una posible solución.

Capítulo 5: Las Diosas Emergen

En cuanto a la Diosa Etain, su cuerpo se desvaneció con su muerte, y su espíritu permaneció dividido y latente. Sin embargo, con el paso del tiempo, nuevas energías llenaron lo que quedaba de su desgarrada alma, adquiriendo poder hasta que en la noche de un eclipse, la tierra se estremeció una vez más.
La tierra tembló, crujió y monstruosas tormentas se desataron en los cielos. Los Vail y los Elfos, bien atemorizados, le pusieron un alto a su guerra, pues ahora contemplaban a dos Diosas que jamás habían visto antes: una de la Luz y otra de la Oscuridad.

Capítulo 6: Ascenso de la Luz y la Oscuridad

Un segundo eclipse, completamente sobrenatural, marcó el comienzo de una nueva vida en Shaiya. De los océanos salieron los Humanos, buscando nuevas tierras para su incipiente y creciente raza. Estos establecieron su reino en Teos y encontraron una entusiasta alianza en los Elfos, todo bajo los benévolos pero vigilantes ojos de la Diosa de la Luz; creando de este modo la Alianza de la Luz.
Durante ese mismo eclipse, en las tierras al sur de los Vail, la tierra se volvió a abrir y los Nordein que una vez habían sido desterrados aparecieron del infierno con una forma más fuerte y evolucionada, los ComeMuertos. Arrogantes, agresivos y sin escrúpulos, le declararon la guerra a todas las razas de Teos como venganza por su reclusión. Pero cuando se vieron casi derrotados a manos de la Alianza Humano-Elfo, los ComeMuertos fueron rescatados por los Vail, quienes aspiraban a crear un frente unificado en contra de la Alianza de la Luz. Juntos, los Vail y los ComeMuertos fundaron la Unión de la Furia y adoraron a la seductora y poderosa Diosa de la Oscuridad.


Aquí es donde comienza nuestra historia...